En el día previo a la conmemoración del 1 de mayo, Día Internacional de los Trabajadores y Trabajadoras, la Confederación General del Trabajo (CGT) y las dos CTA (Autónoma y De los Trabajadores), junto con organizaciones sociales, políticas, artísticas y de derechos humanos, convocaron a una movilización unitaria, que se prevé como masiva y se concibe como continuidad de las protestas contra el gobierno de Javier Milei que se vienen llevando adelante en las últimas semanas.
La movilización comenzará a las 14 en la intersección de avenida Independencia y Perú, desde donde se marchará hacia el Monumento al Trabajo, en el bajo porteño, (avenida Paseo Colón al 800, como se hizo el año pasado). Pero desde más temprano los distintos gremios de la CGT y ambas CTA, así como otros convocantes, irán realizando concentraciones previas en distintos puntos de la ciudad. La protesta se replicará en todas las provincias, con cronogramas particulares.
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La principales consignas de este año son “El trabajo es sagrado” y “Ni un paso atrás”, concentrándose en reclamos contra las reformas laboral, jubilatoria y sindical que impulsa el oficialismo, así como también al plan de despidos, cierre de organismos estatales y privatizaciones con las que se pretende avanzar tras la firma del nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), lo que también se repudia. Además, se impugnará la decisión oficial de poner un techo salarial de 2%, cuando tras un 3,7% en marzo la inflación acumula un 8,6% en lo que va del año. Como ya viene sucediendo, la protesta también incluye un apoyo al reclamo de los jubilados, coincidiendo con otro miércoles de reclamos por el aumento de las jubilaciones y otras reivindicaciones específicas del sector.
Según se anticipó, la movilización incluirá un homenaje al recientemente fallecido Papa Francisco, destacando su rol en la lucha por la justicia social, la soberanía de los pueblos, la promoción de la organización de los movimientos sociales y su sistemática denuncia contra las guerras. En el acto previsto en la histórica sede de la CGT de calle Azopardo están invitados numerosos funcionarios y dirigentes opositores, buscando fortalecer la unidad en un año electoral.
Pero la protesta no se limitará a organizaciones y gremios del mundo laboral sino que también contará con el apoyo de distintas cámaras empresariales, entre las cuales, algunas anticiparon la posibilidad de habilitar que los trabajadores cumplan una jornada reducida para poder participar de la movilización, dando cuenta del impacto negativo que las políticas oficiales vienen teniendo también sobre sectores como la industria manufacturera o la construcción, duramente afectadas por la recesión, la pérdida de poder adquisitivo de los salarios que destruyó el mercado interno y la apertura indiscriminada de importaciones.
Después del contundente paro del 10 de abril, se espera que la protesta sea masiva, con significativos aportes de los gremios estatales como la Asociación de Trabajadores del Estado (directamente afectados por la motosierra oficial, que acumuló decenas de miles de despidos desde el inicio de la gestión libertaria y prevé sumar otros miles), de las numerosas organizaciones sociales como la CTEP, que se sumaron activamente a la protesta, y de un sinnúmero de organizaciones políticas, artísticas y de derechos humanos.
