Argentina vive una nueva «fuga de cerebros», con miles de científicos e investigadores que dejan el país

Las brutales políticas de desfinanciamiento que está aplicando el Gobierno nacional respecto de la ciencia y la investigación están generando una nueva “fuga de cerebros”, con miles de investigadores y científicos formados y capacitados en Argentina que, ante la falta de oportunidades su país, optan por buscar nuevos horizontes en el extranjero. Ya se perdieron más de 3 mil empleos en el área en apenas un año de gestión libertaria.

Hace pocos meses la prestigiosa revista Science incluyó a la Argentina entre el listado de países que “expulsan” científicos por “guerra, represión política, crisis climáticas y la falta de oportunidades para ejercer la ciencia”. Allí compartimos los primeros lugares con naciones como Siria, Turquía, Etiopía, Irán, Afganistán y Ucrania.

Según datos proporcionados por el Centro Iberoamericano de Investigación en Ciencia, Tecnología e Innovación (CIICTI), durante el primer año de Gobierno de Milei el presupuesto para ciencia e investigación se desplomó un 30,5%; los salarios cayeron hasta 30% y las remuneraciones en las universidades nacionales retrocedieron 22,% en promedio. Los subsidios se recortaron en un 61,2 % en términos reales respecto de 2023 y se perdieron 2.696 empleos en el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología (buena parte de ellos en el Conicet, el mayor centro de investigación a nivel nacional).

En el marco de un acto realizado en agosto frente al Polo Científico de la Ciudad de Buenos Aires, la Red Argentina de Autoridades de Institutos de Ciencia y Tecnología (RAICyT) denunció que “la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación, entidad que financia la mayor parte de los proyectos de investigación del país, se encuentra paralizada e incumpliendo compromisos asumidos y firmados con centenares de grupos de investigación y proyectos en marcha”.

“La Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología (ex Ministerio de Ciencia y Tecnología) ha ejecutado al día de hoy menos del 10% de su presupuesto anual, lo que resulta agravado por el hecho de ser un presupuesto prorrogado de 2023, totalmente devaluado. Además, se han eliminado programas emblemáticos como ‘Construir Ciencia’ y ‘Equipar Ciencia’, sin que se generaran programas alternativos. El CONICET, calificado como la institución científica de mayor jerarquía en América Latina, no ha incorporado nuevos/as investigadores/as”, añadió.

El físico Jorge Aliaga, integrante del Consejo Directivo del Conicet, añade que durante el año pasado se paralizó la compra de grandes equipos, básicos para algunos proyectos de investigación, a pesar de que “la ley de Financiamiento Científico establecía que se debía invertir el 0,4% del PBI en ciencia y este año será de apenas el 0,2%”. En ese marco, el profesional anticipa que se verán afectadas todas las líneas de investigación, una tendencia absolutamente contradictoria con las afirmaciones presidenciales de que intenta posicionar al país como polo internacional para el desarrollo de Inteligencia Artificial.

En ese escenario, el éxodo de investigadores vuelve a plantearse nuevamente como realidad para el sector, replanteando el drama de las grandes “fugas de cerebros” que puntuaron la historia nacional, desde la que siguió a la Noche de los Bastones Largos de julio de 1966 hasta la del menemismo, pasando por la de la última dictadura cívico militar, todos regímenes hostiles a la inversión en ciencia e investigación.

“Recortes presupuestarios, despidos, demoras en nombramientos, congelamiento de salarios, reducción de becas otorgadas, líneas de trabajo paralizadas y un Presidente que invita a los científicos a ‘salir al mercado como cualquier hijo de vecino ‘, están impulsando una nueva ‘fuga de cerebros’ en Argentina”, se concluye desde la Agencia CyTA-Leloir, especializada en noticias del área científica.