Esta semana la Cámara de Matarifes y Abastecedores (CAMyA) di a conocer un estudio que da cuenta no sólo de un desplome histórico en el consumo de carne vacuna sino también, como contraparte del fenómeno, de un aumento significativo en el robo a camiones refrigerados que transportan medias reses por el conurbano bonaerense, sobre todo en la zona sur.
La Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes (Ciccra) informó que el consumo de carne vacuna en el mercado interno entre enero y noviembre de este año se redujo un 11,1% en relación con el mismo período de 2023, hasta el punto de constituir el registro más bajo de los últimos 22 años.
La entidad detalló que entre enero y noviembre de este año el consumo de carne vacuna por habitante fue de apenas 47,4 kilos/año (con una pérdida de 5,9 kg/hab/año en relación con el año previo), mientras que la faena en el mismo período también se redujo un 5,7% en términos interanuales.
Desde la Cámara de Matarifes y Abastecedores (CAMyA) hicieron hincapié en la contraparte del fenómeno, denunciando que el robo de camiones frigoríficos “no solo pone en riesgo la integridad física del personal y afecta los vehículos y la mercadería transportada, sino que además compromete un aspecto crucial para la industria y los consumidores: la trazabilidad de la carne”, lo que “impide conocer el destino y la finalidad de los productos robados, lo que genera incertidumbre sobre su seguridad y salubridad”.
Sergio Pedace, vicepresidente de la CAMyA, confirmó que «durante los últimos dos meses fueron robadas cerca de 500 medias reses» -lo que equivale a una pérdida estimada de más de 220 millones de pesos-, y le solicitó al Gobierno nacional que instrumente “medidas concretas y contundentes para combatir esta problemática”.