Las nuevas protestas universitarias en marcha con el dilema que Milei, tras profundizar el desfinanciamiento, busque ser parte de la solución

La nueva protesta universitaria en marcha, convocada para el martes 12 de noviembre, busca nuevos mecanismos de participación dentro de las discusiones en las casas de estudio de todo el país.

La idea es no perder el protagonismo de toda la comunidad educativa y evitar que el conflicto se circunscriba a una discusión gremial o partidaria, como pretenden desde el gobierno nacional.

Los gremios docentes saben que deben mantener los altos porcentajes de aceptación que tienen estos reclamos en la opinión pública y evitar que triunfen las descalificaciones hacia quienes convocan a las tomas y movilizaciones.

Mientras tanto el Poder Ejecutivo, busca como objetivo de máxima sugerir auto atentados partidarios, sin dar demasiadas precisiones, al tiempo que critica a mansalva a todo el que se oponga a sus medidas del destino de fondos.

Los funcionarios libertarios y sus aliados parlamentarios, también ponen en superficie mecanismos de presupuestos, para que sean discutidos en el Poder Legislativo, imponiendo la idea de quitarle privilegios a las representaciones partidarias, reduciendo financiamientos y eliminando las PASO, para supuestamente con ese ahorro generar los recursos, para aumentar las partidas hacia las universidades y las ciencias.

Desde la Casa Rosada, también continúan martillando con la diatriba que en verdad la pelea es por la “caja”, ya que lo que se pretende frenar son las auditorias desde la Sindicatura General de la Nación (SIGEN), algo que la UBA explícitamente rechazó argumentando que el objetivo es “la intervención de las universidades”, y que estas inspecciones deben motorizarse desde el Congreso, a través de Auditoria General de la Nación (AGN).

Sin embargo, los gremios docentes y la comunidad educativa, comienzan a tomar nota que las medidas de fuerza no alcanzan para revertir la situación, con el peligro que la masividad de las convocatorias disminuya, más aún si los estudiantes empiezan a reclamar la necesidad que se cumplan con los planes de enseñanza en cada una de las carreras.

El debate del presupuesto del año próximo tendrá por lo tanto, un punto central en la discusión de las partidas educativas, y allí quedarán exhibidos los recursos económicos que el Estado destine a las universidades, exponiendo en superficie la “ruta del dinero”, teniendo en cuenta tanto los magros salarios, como los escasos aportes hacia el fortalecimiento de la infraestructura y el funcionamiento de las respetadas y valoradas universidades argentinas.

Aunque quizás también se deba atender a la necesidad de no extender más de la cuenta el enfrentamiento, incluyendo la pérdida de horas cátedra. En este sentido dirigentes sindicales, trabajadores y representantes de estudiantes, deberán estar atentos a evitar las trampas que puedan impactar negativamente en el conjunto de la sociedad, como ocurrió en otros conflictos de la educación primaria y media, más allá de ser indiscutibles los justos reclamos exhibidos públicamente.