En los últimos días se fueron conociendo datos de distintos sectores de la industria y el comercio que confirman la grave recesión que está atravesando la economía nacional desde el inicio del Gobierno de Javier Milei. Sectores como la construcción, la industria metalúrgica o la textil y de calzados registran cifras históricas de caída, mientras que el consumo acumula bajas de hasta un 50% en algunas áreas desde inicios del año, dando cuenta de que, más allá de la desaceleración inflacionaria, el desplome del poder adquisitivo de los salarios y la pérdida de miles de empleos están afectando a la economía en su conjunto.
En las últimas horas el Departamento de Estudios Económicos de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (ADIMRA) confirmó que la actividad en el sector se contrajo un 17,7% en términos interanuales en marzo, retrocediendo 2,8% respecto del mes previo y acumulando una baja de 6,6% en lo que va del año. Este derrumbe también se expresa en el dato de uso de la capacidad instalada, que actualmente es uno de los más bajos de los últimos 8 años, sólo superado por el parate casi total de inicios de la pandemia en 2020. Esto se tradujo en paradas de plantas automotrices o de gigantes como Acíndar, en adelantamiento de vacaciones, reducción de horas, suspensiones y miles de despidos a nivel nacional. Un escenario parecido se ve en la industria de electrodomésticos y electrónicos.
El sector textil, de indumentarias y calzado es uno de los más golpeados por el desplome del consumo, con despidos en muchas fábricas del país. En Mar del Plata, un polo textil, comenzaron hace meses con un recorte de turnos y anticipos de despidos (en un escenario que se agravará con la promesa oficial de apertura de las importaciones). Guillermo Fasano, presidente de la Cámara Textil de la ciudad, explicó: “Lo que hemos sacado como conclusión de todo este proceso de ajuste que hubo en la macroeconomía es que ha impactado en el nivel de actividad, consumo y producción en un 30% menos. El mercado se ha retraído en nuestro sector en un 30%”. Y concluyó: “No estamos estamos ante la presencia de una ‘V’ (recuperación rápida y marcada de la economía tras una recesión), como dice el gobierno. Por ahora vemos que estamos en un ‘L’. Bajó el 30% y esto va a continuar hasta que haya alguna reactivación que nos haga modificar esta nueva realidad”.
Más allá de estos ejemplos, la caída afecta a todos los sectores vinculados al mercado interno, incluso al de productos de primerísima necesidad, como medicamentos o alimentos básicos. Según la consultora Focus Market, el consumo masivo cayó 19 por ciento interanual en marzo y 2,5 por ciento respecto del mes anterior, anotando así su cuarta caída consecutiva. La consultora Scentia anticipó que la caída de ventas en el gobierno de Milei será la peor de las últimas dos décadas, con una proyección en productos básicos de -10% (versus -7,3% en 2019, peor año de crisis del macrismo). En los grandes supermercados las ventas de productos de la canasta básica cayó un 10% en volumen en el primer trimestre mientras que las ventas en farmacias retrocedieron en promedio un 11%, pero llegando al 13% en zonas más carenciadas (incluso con abandono de tratamientos prolongados). La venta de combustibles se retrotrajo un 12% en los primeros tres meses del año.
El impacto es aún mayor en el sector de los consumos culturales o recreativos. El sector gastronómico, por ejemplo, sufrió un mazazo histórico desde las elecciones, con una baja de 25% promedio en enero y de 15% en febrero. En este sector, el golpe también se sintió por la baja del turismo de países limítrofes, a los que los precios argentinos ya no le resultan convenientes. En el área electrodomésticos, las ventas están 40% por debajo de las de 2023, con récor de caída en consolas de videojuegos, celulares, heladeras y equipos de acondicionados, que llegan al 55% de retroceso.
La Cámara de la Industria y el Comercio de las Carnes de Argentina informó de una fuerte caída en el consumo de carne vacuna en el primer trimestre, con un retroceso de 18,5% interanual en marzo, registrando un consumo de 42,6 kilos/habitante/año (frente a los 52,3 kilos de 2023), lo que logra el récord «más bajo de las últimas tres décadas». En 2014 el volumen de consumo anual fue de 60,2 kilos/habitante, alcanzando los 68,4 kilos/habitante en 2008.