Si bien al momento no conocemos la letra chica del convenio que alcanzará FMI con la Argentina, existe un informe de casi 100 páginas fechado el 29 de diciembre del año pasado (cuando nos visitaron los auditores del organismo crediticio)que da cuenta de lo que se viene.
Lejos de ser un Fondo “distinto al de antes” como dice el gobierno sus previsiones respecto de un país como el nuestro son siempre las mismas: la baja del déficil a través de la generación de mayor competitividad y por ende de achicar lo que ellos consideran un costo y no una inversión: el valor del trabajo.
A lo que apunta el Fondo entonces es a facilitar al empleador los despidos colectivos tanto en el ámbito público como en el privado. La propuesta es una mayor flexibilidad laboral que incluye: baja de las cargas sociales, despidos sin indemnizaciones y limitaciones a los convenios colectivos de trabajo.
El gobierno ya venía haciendo los “deberes” en este sentido, de hecho ya ingresó a la Legislatura el proyecto que incluye varias de estas modificaciones entre ellas las indemnizaciones, al blanqueo laboral, la creación de una agencia de evaluación de la salud y la formación de un sistema de prácticas formativas, llamadas habitualmente pasantías.
Algunos puntos eran plausibles de un acuerdo con la central obrera pero otros, como las indemnizaciones o despidos, generaron rechazo unánime en la central obrera y en todas las expresiones del campo popular donde todo es visto como un “ajuste” que generará una vez más mayor desigualdad.
Por ese motivo, al que se suman también los tarifazos, la disparada del dólar, y una inflación que doblará su meta, es que ya se han gestado movilizaciones y protestas y se está “trabajando en medidas más duras” como expresó uno de los titulares de la CGT, Juan Carlos Schmid refiriéndose a un “paro nacional”.