Luego de diferentes polémicas con cruces partidarios por la presencia de tal o cual mandatario y la explícita y no tanto defensa de las instituciones democráticas en la región, que incluyeron lecturas particulares de los acontecimientos que se están atravesando en Brasil, Perú, Venezuela y otros países; los presidentes Lula Da Silva y Alberto Fernández acordaron volver a incrementar fuertemente el intercambio bilateral y reflotar el rol del Mercosur.
En este sentido el presidente brasileño expresó: «nuestras universidades deben estar más cercanas porque una buena relación no es solo comercial, es también científica, tecnológica, cultural y principalmente política”. Y especificó: “volví para hacer buenos acuerdos con Argentina, para compartir la construcción de lo que falta construir, para ayudar a que Brasil y Argentina puedan crecer económicamente”, mención que muchos interpretaron como la profundización de instrumentaciones ligadas a las áreas de combustibles y energía. Entre ellas, el gasoducto gasífero de nuestro país, que empresas de capitales similares y de nombres parecidos, afincadas en ambos territorios; vienen desarrollando.
A su turno, el presidente argentino también hizo referencia a la necesidad de profundizar los vínculos de ambas naciones, “máxime en un mundo que está solicitando muchos de los bienes y productos que Argentina y Brasil pueden ofrecer y abastecer”.
En el aspecto financiero, aun evitando afirmaciones enfáticas, pero sí relativizando algunas expectativas surgidas de una supuesta instrumentación de un “euro sudamericano”, tanto Fernando Haddad como Sergio Massa, ambos en su carácter de ministros de Hacienda, enmarcaron una posibilidad semejante para un mediano y largo plazo, aunque con “fuerte predisposición a trabajar de manera conjunta” desde las dos carteras de economía para encontrar la mejor vehiculización en el fortalecimiento de las monedas nacionales.