Según un estudio de la Universidad Siglo 21, algo más de la mitad de los trabajadores argentinos preferiría emigrar, sobre todo por los altos niveles de insatisfacción en sus trabajos, los limitados recursos laborales y la baja valoración de sus trabajos que se percibe.
El Índice de Bienestar Emocional y Estrés, elaborado por el a cargo del Observatorio de Tendencias Sociales y Empresariales de la Universidad Siglo 21, confirma que ya son más los trabajadores argentinos que preferirían irse del país que los que quieren quedarse. Según el análisis, la decisión tiene más que ver con factores como los niveles de satisfacción en el trabajo que estrictamente con los salarios.
El estudio, construido sobre consultas a más de 1000 empleados de distintas ciudades del país, señala que el 50,4% de los trabajadores querría irse a vivir al extranjero. Una de las variables principales que fundamenta esta decisión se relaciona con la satisfacción respecto de su propia vida así como los recursos que poseen en la empresa u organización en la que trabajan. El desagregado muestra una clara incidencia del factor etario, ya que los que quieren migrar son en promedio seis años más jóvenes que el resto. Variables como el salario no parecen marcar diferencias similares.
Más allá de la opción migratoria, sólo uno de cada tres trabajadores argentinos se encuentra conforme con su situación laboral actual, percepción ligada a una caída en la satisfacción con su vida personal, cayendo a 34,3% este año desde el 42,4% registrado en 2017. Estudios anteriores de la universidad habían establecido que por lo menos el 27% de la satisfacción con la vida de un individuo depende de cómo se sienta en el trabajo.
Leonardo Medrano, secretario del Observatorio, explicó: “Nos propusimos realizar este trabajo ya que en 2013 la Organización Mundial de la Salud (OMS) implementó un plan de acción a favor de los trabajadores, ya que ellos constituyen la mitad de la población del mundo y son los máximos contribuyentes al desarrollo económico y social”. También recalcó la importancia de estos estudios como diagnóstico para las empresas y a nivel país “porque saber el impacto que tiene el rol de un líder en la performance de los trabajadores puede evidenciar en qué una compañía necesita invertir con más frecuencia, como por ejemplo, los cursos de coaching o liderazgo”.
El estudio también evaluó el nivel de agotamiento emocional (a través de un instrumento de uso mundial, el llamado Mastach Burnout Inventory, que mide el stress crónico), confirmando que el 38, 9% de los trabajadores sostiene que “siempre o casi siempre” le resulta difícil relajarse luego de la jornada laboral, que al 30% le cuesta cada vez más ir a trabajar y que un 32,5% afirma quedar tan cansado después del trabajo que ya no puede dedicarse a otras tareas (ni siquiera ver televisión o leer un diario).
También uno de cada cuatro trabajadores manifestó que la mayor parte de los días experimenta síntomas de malestar emocional tales como dolor o tensión muscular (25.4%), ansiedad o percepción de “nervios de punta” (24.7%), cansancio físico (19.3%), inquietud motora (18.7%), sensación de poca energía (16.6%), dificultades para concentrarse (11.8%) y dificultades para controlar la preocupación (10%).