Las nuevas modalidades de trabajo, aceleradas por la pandemia, han puesto en agenda la discusión de la reducción de la jornada laboral no sólo en la Argentina, sino en todo el mundo.
En ese sentido, el secretario de salud laboral de la CTA Nacional y secretario general de la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro, Roberto «Beto» Pianelli, volvió a instalar el debate sobre la necesidad de llevar la jornada laboral a 30 horas distribuidas en 4 días por semana. Entre sus argumentos están “la falta de trabajo de muchos compatriotas” y también “los avances tecnológicos que aceleran las formas de producir mercaderías y también servicios”.
Actualmente hay dos proyectos en el Congreso que persiguen dicho objetivo: por un lado está el de Claudia Ormaechea, diputada del Frente de Todos y dirigente de la Asociación Bancaria, y el de Hugo Yasky, legislador también del oficialismo y secretario general de la CTA.
La idea no es nueva, sino que en medio de las urgencias económico sociales que atraviesa la Argentina, es difícil trabajar en un proyecto que no atienda esas urgencias sino que apunte a la importancia y la calidad del trabajo y el bienestar del trabajador.
Pero Pianelli volvió a vincularlo a esa crisis y entre sus argumentos más fuertes consideró que “la distribución de horas de trabajo es una forma de generar inclusión”, insistió Pianelli, algo fundamental para una «sociedad más justa, que empieza por distribuir el trabajo existente”.
Con el mismo fin, hay en curso dos proyectos para reducir la jornada laboral que hoy tiene un tope de 48 horas: el de la diputada del Frente de Todos y dirigente de la Asociación Bancaria, Claudia Ormaechea, que propone una jornada máxima de 6 horas y un tope de 36 horas semanales.
Y una segunda propuesta: la del legislador kirchnerista y secretario general de la CTA, Hugo Yasky, que habla de una semana laboral con un máximo de 8 horas diarias y no más de cuarenta horas semanales.
Los proyectos están inspirados en el funcionamiento que se aplica en otros países como Bélgica, España o Islandia, países donde finalmente triunfa la oportunidad de dar mayor libertad a los trabajadores y a su vez mayor posibilidad de incluir o sumar a los excluidos del mercado laboral.