Defensa de la competencia cuestionó posible asociación de Arcor por aumentar la «concentración empresaria»

En las últimas horas la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC), que depende de la Secretaría de Comercio Interior de Ricardo Feletti, cuestionó la el control de la firma Ingrear Holding S.A sobre la que avanzaron conjuntamente la multinacional argentina Arcor y la estadounidense Ingredion, por considerar que implicaría la “desaparición de un competidor independiente” y plantearía “un aumento significativo de la concentración en los mercados de molienda húmeda de maíz y en la comercialización de sus derivados”.

El organismo oficial define a Arcor como “un grupo multinacional argentino que se especializa en tres divisiones de negocios: alimentos de consumo masivo, agronegocios y envases” y a Ingredion como “un grupo multinacional estadounidense líder en soluciones de ingredientes para la industria de alimentos y bebidas”. Como dato relevante, vale la pena recordar que hace pocas semanas Arcor confirmó que durante el año 2021, en plena pandemia, más que duplicó sus ganancias, anotando un aumento de 142% en sus beneficios, que totalizaron 19.900 millones de pesos (por los que repartirá 7.000 millones de ganancias netas).

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La CNDC también advirtió la operación también implica “posibles efectos verticales”, en tanto la adquisición “tendría la potencialidad de permitir la práctica de conductas exclusorias en relación con los competidores de Arcor en las industrias ‘aguas abajo’, en términos de cierres de mercado, aumento de costos y aumento de barreras a la entrada, entre otros”.

Desde Arcor, respondieron aclarando que por el momento la operación corresponde a un análisis preliminar y que “aún no ha concluido el proceso para que la Comisión de Defensa de la Competencia se pueda expedir en forma definitiva.
Feletti, por su parte, explicó: “Como Gobierno, perseguimos dos propósitos con esta decisión: a) cuidar especialmente los derechos de las familias y de los consumidores, sobre todo para el caso de los bienes esenciales como son los alimentos, y b) favorecer la diversificación de la estructura productiva y de las fuentes de trabajo”.

Y concluyó: “No podemos legitimar una estructura de negocios en la que una gran empresa concentra los diversos eslabones de la cadena, en perjuicio de los actores más chicos. Si aceptáramos esto, estaríamos reconociendo planes de negocios en los que lo único que se pondera es la rentabilidad de las empresas, sin considerar de qué modo esto impacta en el consumo popular”.