Con la llegada de las últimas 220 mil dosis de la vacuna Sputnik V, -un 30% de las acordadas- el Gobierno intenta modificar nuevamente los planes de vacunación previstos y cumplir con las innumerables demandas que existen por parte de los trabajadores, sus gremios, y la misma población, ansiosa por alcanzar la inmunidad contra el coronavirus que ya se ha cobrado casi 50 mil vidas en la Argentina.
En ese contexto, con las escasas dosis existentes, en territorio bonaerense la inmunización contemplará a residentes de geriátricos, pacientes internados en clínicas de salud mental y en hogares para personas con discapacidad, mayores de 70 años y personal docente con factores de riesgo.
En ese orden, la provincia de Buenos Aires dio inicio este sábado a la segunda etapa del Plan Público, Gratuito y Optativo de Vacunación contra el Covid-19 en la que comenzó a inmunizar a adultos mayores y a docentes que integren grupos de riesgo, con la premura que exige una posible segunda ola que será muy difícil de evitar con la llegada de los primeros fríos.
En Ciudad de Buenos Aires, fueron los mismos gremios –quienes firmaron en conjunto- un documento para que se intensifique la campaña de vacunación, y que se ponga en un lugar central de la agenda, dado que no hay “un mensaje claro” y existe el reclamo por parte de algunos dirigentes de que “la gestión Larreta vuelva a la administración de la pandemia” a la que acusa de haberse “desentendido”.
Los firmantes entre los que se encuentran ATE Capital, judiciales SiTraJu-CABA, trabajadores de UTEP –los movimientos sociales-, la Mesa de Agrupaciones Sindicales CABA, la AGTSyp de trabajadores del Subte, el SiPreBA, la UTE, FEDUBA y ADAI-UNA por los docentes, los taxistas con ATC, transporte en el SICORA de la CTAA, los trabajadores de PAMI en SUTEPA o los telefónicos de FOETRA, exigieron con firmeza ser incluidos en la campaña de inmunización que “proteja” a los trabajadores, en primer término a los “esenciales” que han seguido cumpliendo tareas durante toda la pandemia.
En el resto del territorio nacional, cada gobernador implementa la «modesta» campaña que le permiten las dosis que llegan a través del correo Andreani. Lejos de la masividad que se esperaba por éstas horas, y en tiempos de descuento para el inicio de clases, las gestiones provinciales se reinventan en la distribución y avanzan en cronogramas acotados que les den cierto blindaje sanitario.
La disputa mundial por la vacuna no le es ajena en la Argentina, que lucha por conseguir nuevos contratos que permitan tener alguna garantía de alcanzar los 10 millones de dosis que se habían anunciado como un hecho para el mes de febrero. De hecho existen conversaciones con el laboratorio que produce la vacuna china Sinovac entre otros para concretar el plan de vacunación que se anticipe al temido rebrote.