Será gradual. La cuarentena a partir del próximo 13 de abril entrará en una nueva fase que adoptan otros países, que es la de mantener una distancia prudencial, mayor al metro, entre las personas. Es el paso del aislamiento al distanciamiento Social.
Aunque existe el temor a cierto relajamiento de la sociedad, desde el Gobierno se tratará de implementar ese método para liberar actividades que hasta ahora estaban prohibidas. De todos modos, algunos participantes de la reunión que se llevó a cabo este martes a las 11 entre el Gabinete Nacional, la UIA, la CGT y la Cámara de Comercio, confirmaron a EdeA que “la salida de la cuarentena será más despacio de lo que se esperaba”.
Aunque los detalles estarán bajo análisis hasta el próximo domingo, las actividades alcanzadas por la flexibilización serían la obra pública y la privada, la fabricación de maquinaria agrícola y algunos sectores del comercio mediante una reanudación de las actividades en forma paulatina y selectiva.
Se evalúa avanzar con la apertura de ciertos negocios, respetando una serie de criterios relacionados con la amplitud de los espacios, el uso de personal rotativo y reducido en turnos escalonados, y un control de la afluencia del público mediante señalamientos en las calles o por turnos, como empezaron a utilizar esta semana los bancos.
Lo cierto es que oficialmente comienza a instalarse la definición de “distanciamiento social”, una señal de que la Economía se antepone poco a poco a la Salud, justo en momentos donde se espera el peor pico de la enfermedad. Razón por la que el presidente dio órdenes precisas de “no soltar el pedal” para no tirar por la borda el enorme esfuerzo realizado en un mes de cuarentena.
De cara a la Semana Santa, el mismo Alberto Fernández confirmó que continúa la cuarentena y «No se va a flexibilizar», temiendo que la gente pueda comenzar a emigrar a destinos como la costa o a sus casas de fin de semana. Al respecto sostuvo que serán «más estrictos con los controles debido a que aumentó la circulación de vehículos».
Por ese motivo se mantiene un estricto hermetismo sobre los nuevos rubros que serán incorporados al listado de actividades esenciales, cada una será evaluada según trascendió “de acuerdo a un plan técnico de cada actividad”, cuestión que fue confirmada desde el sindicalismo y que se traduce como que «cada gremio debe llegar a un acuerdo de funcionamiento y logística con cada empresario», de modo de establecer una forma de trabajo que garantice las normas de salubridad necesarias para éstos tiempos.
Para ello deberá irse instrumentando una especie de protocolo que consistirá en establecer un modo de transporte para llegar al lugar, la utilización de indumentaria adecuada, el control del estado de salud de cada trabajador y el “inmediato aviso de cualquier sintomatología dentro del personal” para tomar las medidas de aislamiento que correspondan.
Así la idea es evaluar las propuestas y los borradores que tienen tanto las Cámaras empresarias como los gremios. Mientras tanto, se cree que el presidente le dará la última palabra a los expertos en salud, antes de tomar cualquier decisión, quienes ya le anticiparon que la mayor garantía de evitar un pico incontrolable sería extender la cuarentena por lo menos una semana más.
Los gobernadores, también reunidos con el Gobierno ayer, fueron firme: coincidieron en que pese a sus enormes dificultades para pagar sueldos, se inclinan a mantener el aislamiento obligatorio. Saben que el descontrol de la pandemia sobre todo en ciertos conglomerados urbanos como el Gran Rosario podría tener, en todo sentido, efectos devastadores.
Esta llamada cuarentena selectiva no incluirá a los empleados mayores de 65 años. Tampoco a los grupos de riesgo, como el personal afectado por enfermedades crónicas y las embarazadas. También habrá que evaluar que los niños sin escuela requerirán de un mayor a cargo que no deberán ser sus abuelos, por pertenecer al grupo de riesgo.
Con lo cual todo está en análisis. Para ello se esperan varias reuniones por éstos días. Lo cierto al momento es que la aplicación de una estricta cuarentena permitió hasta ahora no vivir situaciones similares a las de España e Italia, Inglaterra o Estados Unidos.
No menos cierto es que las pequeñas y medianas empresas, los comercios y afines están asfixiados y en riesgo de suspensión masiva de empleo o quiebra. A lo que se suma un vasto sector informal más expuesto todavía a la peor cara de la crisis.
Son días cruciales en que el Comité de Crisis, que comenzó a funcionar esta semana deberá tomar decisiones que afectarán a todo el conjunto del pueblo argentino.