En medio de una dura negociación con el Fondo Monetario, donde el ministro de Economía, Martín Guzmán ya planteó en el Congreso una situación macroeconómica muy compleja, se hace necesario que el mismo presidente de la Nación se siente con empresarios y sindicalistas para generar confianza a la hora de definir un acuerdo de precios y salarios que lejos está de cerrarse.
En medio, se dio el anuncio oficial de aumento jubilatorio tuvo para algunos sectores “sabor a poco” y generó duras críticas de algunos sectores, particularmente de los representantes de los jubilados que se mostraron totalmente “en contra” del aplastamiento de la pirámide y lo consideraron “inconstitucional”.
A pocos días del mes de marzo donde el presidente debe sentarse frente al Congreso el primer día del mes para anunciar su plan de gobierno, se encendieron algunas señales de alerta en Balcarce 50. Una de ellas es la inflación, pues si bien el retroceso fue importante y llevó algo de tranquilidad la disminución al 2,3% en el mes de enero, las petroleras y las empresas de servicios están golpeando las puertas para que se levante el congelamiento, que en gran parte, es lo que produjo este favorable retroceso.
Además de que los productos alimentarios de primera necesidad no tuvieron el mismo comportamiento y aumentaron en un porcentaje bastante mayor, siendo los que más afectan a los sectores vulnerables y a pesar del lanzamiento del programa “precios cuidados”.
Y en paralelo esto repercute en los acuerdos paritarios que están en pleno proceso. Uno de los más renombrados es el de los docentes, que inició con algunas dificultades sobre todo en el distrito más significativo: la provincia de Buenos Aires.
La cláusula gatillo es algo que el gobierno quiere desterrar en las nuevas negociaciones y el intento de avanzar con sumas fijas es lo que se impone aunque los gremios insisten en que “cada actividad buscará su propia fórmula para negociar salarios”
Para ello, en el mientras tanto, es Claudio Moroni, ministro de Trabajo, quien se va sentando en reuniones periódicas “personalizadas” para que los mismos sindicatos sean prudentes a la hora de los pedidos y negociaciones, de modo que no se genere un espiral “inflacionario” mayor.
El mismo Fernández reforzó su pedido de cautela y apoyo a los sindicatos en sus encuentros con Moyano y Daer, aunque el camionero por ejemplo, ya logró un 26,5% semestral.